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La contabilidad de Joan March documenta los sobornos electorales y del contrabando del tabaco
Todo aquel que conoce la historia de Joan March, objeto, por otra parte, de
diferentes biografías, sabe que pudo reunir su fortuna gracias al impulso
que le proporcionó el contrabando de tabaco y el de armas, como también a su
inteligencia extraordinaria. Si afirmamos que Joan March era un
contrabandista, no desvelaremos nada a nadie que conozca la trayectoria del
financiero. Pero, evidentemente, no es lo mismo afirmarlo que demostrarlo.
Y eso, ahora, ya puede hacerse.
Tanto los historiadores Pere Ferrer -autor del libro Joan March. Els inicis
d'un imperi financer (1900-1924)- como el catedrático de Historia Económica
de la UIB Carles Manera han coincidido en afirmar que "por primera vez en la
historia de Mallorca han aparecido documentos dónde se detallan con
exactitud los pagos de la corrupción del negocio del contrabando de tabaco".
Este tipo de contabilidad es muy difícil de localizar en los libros, "porque
los que consignaban los gastos motivados por el contrabando siempre las
camuflaban bajo partidas diversas, nunca las apuntaban de manera tan
explícita como las que aparecen en los documentos que se han encontrado",
asegura Manera. El catedrático considera que el autor de estos libros de
contabilidad, Joan March Ordinas, "demuestra que tenía una gran confianza en
sí mismo i que gozaba de impunidad. No le preocupaba que nadie pudiese
encontrar y leer los libros y leer los sobornos".
Joan March nace en una época -y en un pueblo, Santa Margalida, en la isla de
Mallorca- donde el contrabando, especialmente de tabaco, es una actividad
muy común entre la gente, muy usual. No resulta nada extraño, pues, que la
empresa del padre y del tío de March también se dedicase, poco o mucho, a
estas actividades. Pero sí que resulta extraño que en los libros de
contabilidad se dediquen apartados enteros a detallar los ingresos y los
gastos que les ocasiona este negocio. Esto implica que a partir de ahora se
podrá estudiar con exactitud "el precio de la corrupción de la época", dice
el catedrático Manera.
Y es que en los libros encontramos cosas tan sorprendentes com estas: "Por
pago sargento, 150 pesetas"; "por pago Guardia Civil, 11,25 pesetas".
Aparecen en el capítulo de "Gastos tabaco 1902" y han estado cualificadas
por los expertos como "auténticos sobornos a las fuerzas de autoridad".
Si tenemos presente que en trabajador de la época cobraba -según se estipula
en los mismos libros, en los apartados dedicados a los trabajos agrícolas-
una peseta por jornal (es decir, por 12 horas de trabajo) y que un sargento
recibe, en una sola ocasión, 150 pesetas, resulta echar cuentas. Pero aún
aparecen partidas más curiosas, como los pagos a espías (la palabra "espías"
aparece escrita directamente en los libros), algunos valorados en 50
pesetas. Aparecen reflejados en un capítulo titulado "Falucha San Pablo", un
barco de la familia March, que les debía servir para transportar las cargas
de contrabando.
Aún no hemos acabado. Joan March, recordémoslo, se dedicó durante su vida a
la política. Sabía perfectamente que la alianza dinero-poder era
indispensable para hacerse rico. Su padre, Joan March Estelrich, ya fue
alcalde de Santa Margalida, de 1899 a 1902. Curiosamente, en las elecciones
de 1903, March Hermanos se hace cargo de gastos por ensaimadas y por más de
700 cigarros habanos.
El doctor en historia Pere Ferrer recuerda que "duranre el período español
denominado Restauración, que duró de 1876 hasta 1923 con la llegada al poder
del general José Antonio Primo de Rivera, se produjo una alternancia del
partido conservador y del liberal". Las elecciones de entonces eran muy poco
democráticas porque los caciques, como los familiares de Joan March
'compraban' los votos de sus jornaleros, y pagaban espías para que
controlasen sus adversarios políticos.
"Encontrar escrito este tipo de pagos en libros de principio del siglo XX
constituye una auténtica revolución -aseguran los historiadores que han
podido consultar los documentos- y son aún más importantes por el hecho que
Joan March escribió la mayoría de los que se han encontrado"
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