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Miquel Monjo encontró los libros en el desván de su casa
"Me voy de Santa Margalida y no volveré hasta que sea el hombre más rico del
mundo", le dijo el financier Joan March Ordinas al abuelo de Miquel Monjo
Estelrich el 1916, cuando el magnate abandonó el pueblo donde nació, Santa
Margalida. La bisabuela de Miquel Monjo, Rosa March Ordinas, fue la única
hermana que tuvo el famoso multimillonario. Su hijo, el abuelo de Monjo,
siempre tuvo muy buena relación con su tío Joan March. Tanto es así que 34
años después que éste hubiese dejado natal, el magnate le vendió la casa en
la cual había vinvido hasta entonces, por un precio simbólico.
Así fue como esta casa, un auténtico hogar para millonarios, pasó a ser
propiedad de Mique Monjo y de sus tres hermanos. El famoso financiero vivió
en ella des del momento que se casó, en 1905, hasta 1916. Este gran caserón,
de tres plantas, situado junto la plaza principal de Santa Margalida (un
municipio de 3.348 habitants, en el nordeste de Mallorca) guarda aún muchos
de los muebles que usó Joan March, entre los cuales destaca una libreria con
sus inciales grabadas en madera (JM), o el primer mostrador de banca que
empleó, preludio de la fundación de la Banca March, en 1926.
A principios de setiembre del 2001 Miquel Monjo fue protagonista sin
pensarlo de una historia muy peculiar. Mientras ordenaba cosas dentro de la
buhardilla de su casa, en la cual actualmente sólo vive su madre, encontró
una caja com una inscripción encima: "año 1895". Al abrirla, vio que
guardaba los libros de contabilidad de la empresa March Hermanos, propiedad
del padre y del tío de Joan March.
La sorpresa fue tan grande que Monjo necesitó varios días para reaccionar.
Durante una serie de noches Monjo leyó una por una las páginas de los
libros, que registran la contabilidad de la empresa desde 1895 hasta 1905.
"No pensaba encontrar estos libro -explica Monjo-, porque cuando era pequeño
pedí a mi abuelo dónde estaban los libros de March, y él me respondió que se
habían quemado todos en 1932, cuando él estaba encarcelado, para evitar que
los encotnrasen los republicanos.
Miquel Monjo, de 42 años, es propietario de un centro de asesoramiento
empresarial, por lo que está habituado al manejo de libros de contabilidad.
Después de dejarlos consultar a los historiadores, que han conirmado que
muchos están escritos por el propio Joan March, Monjo estudia qué destino va
a darles a estos documentos. De momento la Universidad de las Islas Baleares
(UIB) le ha solicitado formalmente que los deposite en el Campus, de manera
que los investigadores que lo soliciten puedan acceder a ellos. Pero también
existen otras posibilidades, como crear una casa museo en honor del
financiero.
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